Se
agota el silencio de no decir
la
boca es mía. Tus hechos endurecieron
mi
boca de callarse, empeñados en romper
todo
lo que vive dicho. Pregúntame
qué
hijo son hojas caídas, cual fruto
de
cogerlo. Pregúntale si tanto amor
le
deshace. Nadie soporta velas en la mano
toda
tu noche, nadie abraza un amor
de
aire. Ha de ser otra cosa. Tal vez
fuego
en tus cenizas, gotas de agua
a
tu sed de vida. O quizás muro,
hombro,
almohada, donde darte golpes.
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