Arriba está la verdad en su juventud más loca
y no obedece al pensamiento
sino al vértigo de los labios.
Se gasta lo nuevo de no tenerlo nunca
y por tan lejos se pierde
por la líneas de la mano.
Ascienden la luz y la sombra por el cauce de penumbra
y pronto crece la distancia entra la noche
y lo amanecido.
La cumbre conserva la belleza.
Soñarte corona otro crepúsculo interior.
Bonita entrada.
ResponderEliminarEs que en los sueños, cualquier cúspide es alcanzable, por eso soñar es tan magnífico.
Con los ojos abiertos o cerrados.
Un beso.
El lastre queda atrás en los sueños. Allí la desnudez es el único abrigo. Incluso lo oscuro queda al margen. Luego al despertar el cuerpo recupera lo que cree tan necesario.
ResponderEliminarUn abrazo Marinel