juanitorisuelorente -

viernes, 20 de abril de 2012

DAR EL PERFIL


Al igual que hay, ha habido, actores que no han dado nunca el perfil de malos malísimos, por ejemplo  Cary Grant, y otros lo clavan como Christopher Lee, eterno Drácula (Bela Lugosi, para mí, solo entrañable) hay personas que en la vida  llevan impresa la vitola de lo que parecen ser.
Simplificando, y para decir lo mismo, que el dedo crítico por lo aparente, les señala a vuela pluma. ¿Qué ocurre? Pues que salvado ese tanto por ciento en que el dedo tiene más razón que un santo, en el tanto por ciento restante habría que amputarlo por ser más falso que judas.
Incluso el ojo que tiene fama de sabio,  desgraciadamente es demasiadas veces de esas de echarse a dormir.
Dar el perfil de bueno, malo, tierno, cabrón, prepotente, humilde, etc…no siempre hace modo –yo me he llevado muchas sorpresas. Yo soy una caja (qué caja, un baúl) de sorpresas-.
Y habrá quién llegue a creerse lo que parece, y se adapte a la imagen que ofrece, a fuerza de conformarse con lo que hay. Desde luego es lo más fácil.
Para un serio, serlo no supone esfuerzo alguno, aunque dentro luzca un mar de sonrisas, por ejemplo del tipo, para mí y en actor, de Clint Eastwood, o de Chaplin, en la parte inversa.
Bueno…bueno…
¿Y a qué viene éste rollo, se preguntarán, éste marear la perdiz, y que no dice nada que nadie no sepa?
¿Pero, bueno, aún no se han enterado?
Ende luego…

2 comentarios:

  1. Te refieres a las caretas.
    Las apariencias precisamente por eso son engañosas porque la gente se las pone y se las quita.
    También mostrarse tal y como uno es, puede parecer chocante y como es inusual, crea desconfianza.

    ResponderEliminar
  2. Me refiero a la impresión preconcebida de que lo que está a la vista es lo que aflora del interior, y no, no, no siempre. Hay contrastes enormes entre la piel y el alma.

    Un abrazo Marian

    ResponderEliminar