No
me abriga un sueño como entonces
-tiempo
del vagar infinito-,
le
anochece despertarlo como recuerdo
bajando la pendiente del otro lado.
Soñar
era aquello, esto que desaparece
si
se toca, soñar ahora,
mirando
al espejo de sueños de antes,
demasiado
lejano ya el mismo ayer y mañana.
Sueños
inmersos aún en salir
de
su propio laberinto,
con
impulsos que no se rinden
aunque
el tiempo ya no les asista.
Hermoso
sueños que dieron calor
a
noches inextinguibles,
que
subieron y subieron sin huellas
la
piedra del destino
y
no han aceptado
su
inocente artificio,
su
respuesta consciente.
Un
sueño anida sumergido,
y
sacarle a flote, cumplirlo,
lo
trivializa. Y no.
Yo
aún tengo muchos sueños trascendentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario