- ¿Tienes algo para mí?
Le miro detenidamente. Aún no sé qué responder. Mis historias necesitan con exactitud a un tipo de personaje, personaje que he de crear de la nada, esculpir al detalle, pero no se me había ocurrido hacerlo al revés.
- Déjalo – dice al verme pensativo – no pasa nada, estoy acostumbrado
- No...perdona, me has sorprendido, y no sé qué decirte...tengo que pensarlo
- Espero que no seas otro gilipollas...
- ¿Cómo?
- Por uno me hallo así, dando vueltas y vueltas, buscando a alguien que de verdad me
diga qué hacer
- A ver, cuéntame -le miro con fijeza, hay algo en él que me motiva
Le cuesta hablar del pasado. Está resentido, lo noté nada más verle. Al fin arranca entre gruñidos:
- ¡Yo era Zhack, tenía una familia, una buena mujer, una historia nada convencional,
me atrajo desde el primer momento...y pronto ese idiota!, ¡¡Dios, cómo puede
alguien así llamarse escritor!! No pude aguantar sus memeces. Me largué. Dejé a ese
mamarracho con la palabra en la boca...
Estaba atónito. Aún así balbuceé:
- ¿Y por qué yo?
- Intuición, no sé...no eres mi último recurso, eso que quede claro. Tú dame y yo te
doy. Prueba, ¿qué puedes perder?
Nada, pienso, aunque no me parece bien decírselo.
- Te llamarás Juan – susurro sin pararme a pensar
- ¿Como tú?
- Si, ¿te parece mal?
- No, no, para nada, tú mandas
- ¿Seguro? - sonrío- empezaremos mañana
- Vale ¿sabes donde encontrarme?
- Buena pregunta
- Je je, no te preocupes, no estaré muy lejos, hasta mañana entonces
- Hasta mañana
Apago la luz. Es tarde. Intento conciliar el sueño.
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