La
manera que tiene de decirnos
alguna
mirada es mirar para otro lado
o
con fijeza al infinito. Aún
nos
queda mucho para encontrar al fin
ese
motivo de preguntarnos
al
viento algo más que palabras.
Aún
nos creemos muy lejos,
aunque
estemos cerca a la sombra de otra tarde
cualquiera
-páginas y más páginas
en
blanco desorientadas-, al alcance
solo
de sueños y silencios.
Solo
en nuestras calles más estrechas buscamos
esquinas
donde sorprenda encontrarnos,
y
es entonces, si ocurre, cuando los ojos
susurran
una palabra corta que tampoco significa
nada,
justo en ese momento en que
de
dos auténticos desconocidos
ya
no vemos el menor rastro.
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