FUEGO
EN LAS CENIZAS
El
mejor culpable
es el muerto
Sería
un milagro existir
-terrible
venganza del desastre-
más
de un minuto oliendo a cadáver.
Pero
los milagros existen.
Y los muertos prematuros.
Ocurre:
muere
una vida
y resucita otra.
Lo
que empieza,
sin acabar, de nuevo.
Desalientos,
alientos del ser.
No
muere quién ha muerto
de
no poder seguir viviendo.
Arderán
sus harapos,
su tiempo.
Es
todo.
Sin
pagar el fracaso
emergerá lo inembargable
sin
ruido de cadenas.
Y
respirará lo irrespirable.
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