juanitorisuelorente -

domingo, 27 de enero de 2013

LA DISTANCIA

(Imagen de la red)

















Me conmueve trenzar estos versos
aunque en mí no provoquen dolor
ni mala compostura; no es mía
la mano mezquina que asola
un declive indigente con aires de triunfo.
La mía tiembla al dibujar
en estas palabras un rostro de extraño
sentido, una actitud tan lesiva y tan firme
que va cayendo como horas y horas muertas
en el tiempo incontable de la ausencia.
Escribiría sobre dioses que desde lo alto miren
qué sucede, lo aborten y lo juzguen,
pero mientras, sobre universos caprichosos y egoístas,
puentes que acerquen por piedad las dos orillas,
sobre sentimientos que, si nada dicen,
finjan un gesto
y den algunas monedas a un desesperado mendigo.
Me conmueve volver a ver en los ojos
la cruel espera,
la muerte como derrota o liberación,
pero yo solo puedo arrojar toda clase
de palabras, a la conciencia dejo
el tender la mano a la distancia,
al corazón el ardor humano de la sangre. 

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