Donde no se busca la innovación solo puede existir el mantenimiento,
donde todo es rutina y continuidad no hay margen ni deseo de nuevas
agregaciones, o sea el más mínimo interés de que prime ninguna
promesa cierta o esperanzada.
Argumento puede ser que cada uno deba acentuar su nombre, lleve sobre
sí su suerte o extravío, pues nada significa su hermandad de sangre
ante la hondura de sus raíces.
Justificación baldía, digo, ante tan superficiales e incluso
mortales raíces. Justificación que solo convence a ese júbilo
interior, y que solo vela por preservar el orden compartido.
Tiempo así, paciente, que se hace viejo.
Tiempo de prologar moldes desgastados, publicables, pero sin voz de
futuro.
Cantos, de no ir a ninguna parte, mudos.
A veces resulta difícil restaurar palabras antiguas como si fuerna nuevas. Este relato da que pensar. Abrazos Juan.
ResponderEliminarNunca debemos creer que está todo hecho...ante eso hay que dejar paso. Un abrazo Marcos
ResponderEliminar