Aferrada
al pasado
eres pasado.
Vives
la muerte
y
la muerte no quiere vida,
te
abrazas a su memoria
y ella a ti cadáver.
Es
tu entorno
de
vivos muertos
porque
tú te sientes muerta en ellos.
Quienes
bien te quieren te ofrecen con ardor su mano
y tú les das un montón de
huesos.
No
solo te haces la muerta
sino
que muerta los vives a ellos.
La
vida es un ciclo
y hay que aceptar el
testigo.
Un
día morirás de verdad
¿para qué tanta muerte prematura?
Aferrada
a su recuerdo
reniegas de tu recuerdo,
tu
mal ejemplo no hace así de madre.
Sobrecogedor este poema, Juan... escalofriante.
ResponderEliminarA mí me sobrecogió la actitud de esta persona, su atadura descerebrada al pasado, algo que está desestabilizando su presente, y el de su entorno. Personas que necesitan ayuda y no se dejan. Un abrazo Marcos
ResponderEliminar