Tengo duro el corazón. Mis venas
son de alambre y chispea mi sangre
enrarecida.
Mis piernas, mis manos,
mis huesos,
chirrían.
Mi voz distorsiona lo que digo.
Mi
cabeza gira 360º. Y cuando
se detiene a mirarte algo que simulan
ser mis ojos se enciende y espera tu mano.
Y no es normal que esa lágrima imposible,
que no cae,
yo la note,
que el estómago que no tengo
-para éstas cosas-
sea capaz de hacer un nudo,
que aprieta, aprieta, aprieta,
hasta hacerme sentir humano.
Qué romántica una relación con un androide.
ResponderEliminarNo te sentirás como un robot ¿verdad Juan?
Un abrazo.
Siento ante una situación que debería serlo, pero no sé. Debería ser duro, y de hecho lo soy, pero no sé. Me siento bien por lo que hago y a la vez mal por lo que hago. Soy un puto robot, y a la vez un puto ser humano.
ResponderEliminarUn abrazo amiga Elena
tienes razón,,mas duros que un huevo y mas frágiles...
ResponderEliminar¡Qué buena entrada! Y qué casualidad. Resulta que Neogen, el libro que acabo de leer y reseño en mi blog, trata de eso, de las relaciones entre andróides y humanos. Un abrazo, Juan.
ResponderEliminarEl frío de lo mecánico... Pero todo se puede calentar con un corazón ardiente.
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Ni el más duro de los corazones se escapa de enamorarse.
ResponderEliminarMuy creativo poema, Juanito!
La corteza de un corazón tierno se casca con facilidad.
ResponderEliminarUn abrazo Mirella
Lo dices por la foto, Juan, y quizá esté mal escogida, ya que se trata de amor pero no precisamente de pareja. Pero bueno...veo que en literatura le pegas a todos los palos. Yo de ciencia ficción prefiero el cine, y de éste estilo Blade Runner, por ejemplo.
ResponderEliminarUn abrazo amigo Juan
En un corazón así la coraza es hielo y no ceniza.
ResponderEliminarUna brazo Antonio
Un corazón duro, Diana, se cose a golpes de la vida, y el amor -en sus múltiples sentidos- es lo que lo mantiene por dentro vivo.
ResponderEliminarUn abrazo