Me sirven rotos
todos los años que llamo todavía.
Me sirven rotos,
en lo impensable, en lo incuestionable,
los silencios conscientes de que así la vida
no les satisface.
Me sirven rotos
los momentos, los destellos,
cada hazaña en lo que nunca
fue relevante.
Me sirven rotos,
en el clima armónico de la experiencia,
sus legados, sus pasos firmes y medidos,
sus tiempos precisos.
Me sirve rota
la osadía.
Me sirven roto
el esfuerzo,
el ahogo,
rota la paciencia,
la prisa.
Me sirve rota
la fe en mí.
Me sirve rota y uno sus trozos
una y otra vez para convencerme
de lo que niego en infinidad de ocasiones:
que ser fiel a mí mismo,
que hacer bien las cosas,
que mis cuarenta años sobre la mesa
solo sirven para envejecerme.
Rotos versos en un poema, sin embargo, excelentemente hilvanado. Otro abrazo!
ResponderEliminarLos años pasan y no en balde. A la mente el cuerpo poco a poco la frena
ResponderEliminarGracias Marcos. Un abrazo