Se llama resignación
al silencio interior que conmina
a aceptar lo de afuera. Y junto al dolor
a una especie de encarcelado olvido.
Queda convertido en cenizas al aire
el lugar donde ya no existes, en mera presencia
la respiración de tu cuerpo impoluto,
en breve ruido tu voz de nadie.
En tu lengua el corazón calumnia,
muestra de tarde en tarde rostros de sombras,
olvida cuanto sabe de inocencia fingida,
es foso donde intenta cumplir sus deseos.
No hay remedio.
Hoy del amor que vestías de luto
nace indiferencia en traje inmaculado.
Nuestro mundo interior solo lo conocemos nosotros, con nuestros pesare, nuestras ilusiones y nuestras esperanzas.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Un saludo.
Es un mundo cerrado y del que nosotros mismos conocemos solo lo que aceptamos saber.
ResponderEliminarGracias por venir. Un abrazo