Mi edad máxima es la mediana
así que debería estar en los
veintitantos.
Y serio. Ser maduro y no caer del
árbol
es mérito de ese espíritu que me
envuelve joven
aunque dentro no se esconda lo vivido:
mucho y poco, mal y bien, como es
costumbre.
Para ser se es, sin más altura ni
bajos fondos.
Qué gano ni pierdo en falso.
Yo sólo pido a mi verdad que no
me mienta.
Sea cada año la que sea.
Sea cada presente el que sea, pero verdadero.
ResponderEliminarNo vienes a verme al blog. No tienes tiempo jooooooooo
Un beso
Sigue siendo el constructor de tu vida...paso a paso, verás que al final elegiste el mejor material..bss
ResponderEliminarSaber quién eres, por dentro y por fuera, sin que nadie te mienta, ni tú mismo, es lo único que te pone los pies sobre la tierra, sobre la realidad.
ResponderEliminarTe veo trabajar, veo tus obras, y me pregunto de dónde sacas tiempo para atender un blog tan fructífero como éste.
Un abrazo Juan.
La vida no se nos pasa, Marian, sino que vamos en ella, y el cuerpo no debe enfrentarse a eso. Pierde siempre. Lo antinatural se nota a una legua.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Mirella. Aunque construyo para otros, yo suelo construir para mí. Yo me he construido construyendo, y no sólo obra.
ResponderEliminarUn abrazo
Sé quién soy, Elena, vivo la realidad, pero quizá haya fallado en ser muy confiado. Confiar es bueno, bonito, pero tal está la vida no se debe.
ResponderEliminarTiempo, no sé, Elena, porque tengo poco. Cuando trabajo no estoy pensando en esto, no debo, salvo en algún momento puntual en el que nace el principio de algo. Normalmente escribo en la cama, los quince minutos antes de caer dormido o por la mañana, los quince minutos antes de tener que salir a toda leche. Si algo nos gusta hay tiempo, el poco se aprovecha. Pero todos los días no sale algo publicable. Suelo tirar de lo escrito. Tengo escritos miles de poemas, 11 poemarios encuadernados -sin publicar-, y estoy recopilando otro que voy a titular Poemas en la red.
Un abrazo Elena
Se puede ser joven y sentirse mayor, ser mayor y sentirse joven, la edad del alma la escoge cada uno.
ResponderEliminarLa mente no envejece, si acaso su modo de entender la vida.
ResponderEliminarUn abrazo Diana