Uno
siente la soledad trabajando
a
las puertas del mundo.
Es
lo que hay donde no hay tierra
y
solo universo.
Canta el poema
sin
nadie a la vista, y a lo lejos abre
puertas
a ver.
Está en vuestras manos
y
adentros como un caballo perdido.
Del
interés al olvido por los temblores
que
me arden, la imposible ausencia.
Soledad
con sus noches al hombro
cargadas
de río o caminos,
de
silencios que buscan ruidos,
lugares del otro lado.
Soledad
que
nadie oye escribir
y a la que luego
asisten.
Imprescindible la soledad para escribir. Un abrazo, poeta.
ResponderEliminarUna soledad que pronto busca todo lo contrario. Un abrazo Marcos, y gracias por el honor, espero que algún día merecido
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