Hay
hormigas y serpientes en la lluvia.
El
paisaje lunar, su tamborileo
en
la rigidez de lo transparente,
sus
golpes buscando en vano mi cabeza,
hacen
de mi aparcado refugio
un
mirador al tiempo.
No
percibo ningún mal presagio.
Marzo
mezcla en soles noches sin piedad.
Y
nadie parece navegar en la angustia...
su
mayor mérito vuelve a ser la brevedad.
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