Me esperas siempre despierta
al otro lado,
dispuesta a atravesar la pared
si no te abro la ventana.
Me esperas sentada en las horas rotas,
tras los días de selva que ya no
admiten milagros,
me esperas asomada a otra hoja
que no puede ser escrita,
alejada de todo lo dicho,
donde nada crece prisionero
salvo el deseo,
donde nada puede arreglarse
salvo la noche.
Bellisima, aquí si encuentro al Juan de antes que tanto me gustaba escribiendo y se lo decía.
ResponderEliminarUn beso
Gracias Marian, quién guarda halla jeje. Yo, la verdad estoy solo centrado en la poesía aunque a veces escriba alguna gilipollez. Un beso
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