Una
cosa trajo a la otra
y
ya tienes en cada rincón
un
hijo que bebe tu sangre.
Todos
caben cuando nada falta.
Ahora
renegar de algunos es saquear
tu
felicidad. Pero es lo que pasa.
Por
subir y subir hay que decir
a
muchos adiós. ¡Qué cosas!
Sí,amigo, hay que desprenderse de algunos vicios y objetos que nos hicieron creer que eran imprescindibles para sobrevivir.Un abrazo
ResponderEliminarVamos llenando la casa de cachivaches, y luego hay que darle de comer a todos...y ya no está la vida para tanto lujo. Gracias Juan, un abrazo
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