Empiezo a escribir
este artículo, o como se llame, desde el convencimiento absoluto que
si tenía alguna enemistad se va a hacer más fuerte, va a crecer en
su creencia.
No me importa como
pueden adivinar ya que desde hace tiempo, en cultura, mi andadura
por esta ciudad es cruzar un desierto.
Cuatro casos
aparte y a los que agradezco y de corazón -pero de verdad- su ayuda
e interés, haciendo mención también a una buena parte que anda
como a la espera y de la que solo destaco, entre comillas, su
valentía, y restando a los que están en otros López, se encuentra
el meollo de la cuestión.
No hay
resentimiento. Conozco perfectamente actitudes y reservas, alturas
incluso -me mareo tan alto, perdonen-, también, y como no raíces.
Sé lo que hay,
desde que estoy metido en esto lo he sabido, algo a lo que no le veo,
de momento, solución alguna. Más porque sigo sin saber callarme,
gallito me parió mi madre.
Bien, pues he aquí
que algo tan sumamente sencillo de solventar: por aquí un toro, por
allí una vaca, o que cada uno siga su vida como Dios le de a
entender, sigo erre que erre desnudando un tema que sabe hasta el
Tato que tiene pronunciados y por tanto a la vista de cualquier
interesado todos sus venerados huesos.
La indiferencia,
el desinterés público, y subrayo lo de público, es el arma que
asen sus privadas razones. Además, no me olvido, del poder de
persuasión.
Para qué seguir.
Me aburre el tema. Pero no quisiera acabar sin hablarles de manos.
Manos, sí, algo
tan simple, tan agradecido y que cuesta tan poco tender.
Juan, por aquí y por allá, hay poco o ninguno compañerismo. Ya te iras enterando. Nadie tiene una mano ni siquiera un dedo.
ResponderEliminarA veces algún generoso compañero publica en su blog algo tuyo, o hace una reseña y te menciona. Cosa que hay que guardar como oro en paño. Yo las guardo entre sedas. Y si publicas, no esperes que pongan tu libro en sus blogs, o pocos lo harán.
Aquí desgraciadamente las manos las tienden para poner la ropa a secar.
Besos y no te irrites que aun te queda mucho por conocer
Y si lo dices por algo de fuera de la Red, erre que erre, lo mismo Juan,o peor!!
ResponderEliminarNo lo digo por la red, Marian, donde ya sé e imagino que hay mucho bueno, mucho malo y mucho regular. Yo en lo que sigo erre que erre es a nivel local donde no me gusta lo que veo y aún sin personalizar lo digo. Ya sabes que las manos al principio -quizá te haya pasado- se agradecen, pero que luego, tardías, ya no sirven para nada. No me irrito, y no es la primera vez que lo digo, alguna vez con más claridad, por ejemplo en una entrada que titulé: La cultura en Bailén. Ya sé que así no se crean amigos, pero a mí eso me da igual. Un abrazo Marian
ResponderEliminarY cómo puedes saberlo? meeeeeeeeee!!!
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