Mi ciudad cierra puertas desde fuera.
Dentro nos quedamos viendo paredes
y tapando el sol de la frente con una mano.
Con la otra tapamos las vergüenzas
o la boca que se abre.
Y volvemos a esperar al que salió
corriendo y se llevó las llaves.
Siempre al mismo.
La ciudad aislada. Buen poema.
ResponderEliminarAsí nos sentimos Marcos. Un abrazo
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