juanitorisuelorente -

jueves, 15 de agosto de 2013

ROMANCE AL APAÑAO


















Tu vestido de horizontes
luciste en años de nieve,
muchos se marcharon lejos,
lejos de tu amor ausente.

Pero pasan los inviernos,
el tiempo no se detiene,
brilló de nuevo la tierra
con su barro reluciente.

Los tejares se coronan,
y reinan para su gente,
Bailén con hondas raíces
crece con rostro celeste.

De aquellos momentos viejos
hemos vivido vaivenes,
tan pronto arriba que abajo,
abajo el pobre de siempre.

Fue ciudad del señorito,
del que sudó hasta lloverle
polvo y sol en las entrañas;
cada uno explotó su suerte.

Y nadie marcó sus lindes,
y solo importó el presente,
renovarse para qué,
quién venga detrás que apriete.

Vino la prosperidad,
el Olimpo de otras veces;
castillos sobre la arena
que destroza el mal que vuelve.

¡Ay, tierra de mis sudores,
nadie supo hacerte fuerte,
una ciudad de futuro,
calor de madre tu vientre!

El pobre vuelve a ser pobre,
el rico un palmo desciende,
la ciudad se hunde en los brazos
del apañao inconsciente.

¡Ay, apañao, apañao,
todo esto y más te mereces,
nunca pensaste en tus hijos,
lo que se siembra se tiene!



2 comentarios:

  1. Tremenda acusación a la desidia y al egoísmo de la gente de tu pueblo. Por desgracia esa actitud es común y pervive en otros lugares.
    El poema, precioso, qué bien ligas las palabras para que a la vez que conmueven remueve las conciencias.Te felicito. Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Hola Juan...aquí empresarios y trabajadores solo miraron por el presente...y la frase ante cualquier reivindicación a lo largo del tiempo: "Yo estoy apañao", se extendió por la ciudad, y aquí todos sabemos que somos el pueblo de los apañaos. Yo lo he vivido y es una pena. cada uno fue a lo suyo, las empresas no se renovaron, no trajeron industrias alternativas, les pusieron todas las trabas posibles a empresas que quisieron instalarse, y así nos ha ido, solo un tipo de industria, y hundida. Aquí hay más de un 50 % de paro, nada que se parezca a la ruina del resto de España. Gracias Juan, un abrazo

    ResponderEliminar