Solo sabes responder
con noche,
donde se confunden las
lágrimas
con el ruido y la sudor.
Te mueves con cara a la
aventura. Entre
cuerpos apretados, calientes
de dicha.
El vaso que se vacía vuelve
a llenarse
de rostros que fingen
corazón.
Luego, quién abra tus
piernas,
arrancará de tu a solas
algún recuerdo viejo.
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