juanitorisuelorente -

jueves, 18 de julio de 2013

LA CARTA

(Imagen de la red)





















Doblada en el bolsillo de la camisa,
junto a su pecho, llevaba la carta.
Viajó sudoroso,
al fulgor de sus palabras,
durante toda la noche,
sesgando el monte,
alejado de caminos,
de cortijos
y pueblos.
Conocía las veredas
de las noches de caza
pero hoy era otro el motivo
que oprimía su pecho
y le ahogaba.
Su mirada había atravesado los cerros
más rápido que sus piernas;
pero siempre alerta,
diluyéndose, a cualquier ruido
entre las sombras
como un criminal o una alimaña.
Nadie debía verle.
Caminó sin descanso
hasta llegar al remanso del río,
al cortijo amurallado
de eucaliptos,
a la caseta al fondo del barranco.
Dentro de ella, como otras veces,
el desorden,
cientos de cachivaches inservibles,
oxidados, la manta,
el rincón suficiente,
luego
la eterna espera hasta el alba,
la llegada sigilosa de ella,
poco después de oír rugir los tractores
hacia las tierras del llano.


4 comentarios:

  1. Hola, Juanito
    "Un lugar lleno de cachivaches inservibles"; ciertamente un sitio poco romántico para un encuentro amoroso :)
    Deseo que pases un maravilloso fin de semana

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    1. El ansia nubla todo lo que le rodea, Rud, el lugar creo que es lo de menos. Muchas gracias...un beso

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  2. Hoy estoy por aquí, y puedo comentar sin que me digan de que manera quiero hacerlo y luego me líen.
    El lugar no será lo más romántico del mundo pero la historia es muy bonita, el amor escondido es el que sube la adrenalina.
    Un beso

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    1. Hola Neus...lo que importa es el hecho que se produce y que ambos desean...un hotel de 5 estrellas, o una caseta abandonada, para efectos igual...gracias por pasar por aquí, la verdad es que con el facebook, tengo el blog algo dejadillo, pero bueno...un beso

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