Hasta aquí el
mar lejano,
el mundo, que no
vendrá,
el polvo, pues
nada somos….
Hasta aquí en
cada rostro grabada
la muerte que no
recuerda
que la vida es
voluntaria….
Perdido en la
desgracia
el silencio
infinito no quiere
su futuro, y de
casa
en casa deshecha
grita a una sola
voz.
En el adiós
temprano
siempre vivirá
el instante
que acariciarán
temblando
los ojos bajo la
lluvia.
Clavado en el
recuerdo
nunca volverá lo
perdido
ni nada será
dentro abismo,
a todas horas
cuerpo
la propia
tiniebla.
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