Donde
el bosque florece en la mirada
la
lluvia no entiende de horas ni refugio.
Donde
la noche no es excusa para el olvido
el
sol habita detrás de las palabras,
detrás
de las manos y los rostros.
No
hace frío en los desiertos prematuros.
Nace
como bruma la voz
que
acerca la tarde, pronto el calor
del
mediodía.
Caminos
luego del alba siempre.
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