Aún te encuentro.
No niego la alegría enmudecida.
No hay desorden en un rastro inacabado,
a veces gota, a veces río,
pero siempre rumor de nuestra sangre.
Miles de noches aún proclaman su pobreza,
y no se hace viejo su verbo repetido.
Dulces y delicados versos.
ResponderEliminarUn abrazo Juan
Al amor que no desfallece, gracias Marian. Un abrazo
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