Estamos aquí desamparados.
Tal vez junto al río
de otro tiempo,
en cualquier sitio
del viejo camino,
al calor de una noche,
de aquella noche ya olvidada.
El tiempo se nos escapa…
Ni siquiera recuerdo
tu sonrisa.
Aquella sonrisa
tan tuya.
Ahora todo es
demasiado conciso,
todo está demasiado claro,
pero no hay nada.
¿Qué sentido tiene fingir?
Me humilla comprobar como tiemblan
mis manos. Tu mirada
lenta
y huidiza.
Miro a tu alrededor
la belleza innata de las cosas.
Qué lástima si nada de lo que nos importa
permanece.
Espero que no sea así...que sí permanezca algo bueno con el transcurso del tiempo,que la vejez no mate todo atisbo de alegría.
ResponderEliminarEspero que aún exista alguna mariposa revoloteando perdida entre las arrugas.
Hablando de todo un poco,me acordé de ti este Agosto cuando he ido a Andalucía, al pasar y leer el indicador hacia Bailén!
Hemos estado disfrutando como enanos de la familia andaluza y de un cortijo que alquilamos los hermanos cerca de Baños en el que nos metimos todos con nuestros hijos.
Ha sido genial.
Besos.
Juan, versos realistas que parten el alma.
ResponderEliminarEn los viejos siempre permanece lo aprendido.
Un beso
La vejez no mata la alegría, pero no evita un trasfondo invisible o inapreciable de tristeza. Latente eso de donde está lo que yo, o lo que tú eras.
ResponderEliminarBaños es un lugar precioso, muy tranquilo, este pasado domingo estuvimos en el mercadillo y en el mesón el duque tomando unas cañas.
Y ahora, septiembre, jeje, vuelta a todo de nuevo. Con más ánimo imagino. Bueno, me alegra volver a verte por aquí, un abrazo Marinel
Eso es lo malo, que ya se sabe demasiado, y a la vez también se sabe que nada. Gracias Marian, un abrazo
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