Sospecho
que viene tu imagen
obviando
su inocencia.
Fluye
de su carne un mirar cautivo,
pasado
con nota un supuesto examen
sin
palabras.
Resbalo
a tus pechos, entonces,
a
su isla sinuosa, su piel de roca.
Luego
tu viento me mece.
Arroyos
dibujan mi voluntad,
lo
que de ti recuerdo,
lo que de ti
me miras.
Entre
nosotros no todo es imposible.
A
veces te digo,
aunque no lo
sepas,
que
tu secreto es accesible,
y que
lo imito.
Me gusta, Juan, es sensual y tierno. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Juan, no siempre salen, el ánimo con ésta situación está algo revuelto. Un abrazo
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