juanitorisuelorente -

sábado, 23 de febrero de 2013

LA REALIDAD

(Imagen de la red)






















Persigues mis pasos tardíos.

                           Te traiciona la carne.

Que yo sueñe ceder a un sueño nada dice
de abandonarse a tu alma deshabitada,
nada de doblegarse a la oscura, por falsa, inocencia.

Duerme despierta la luz complaciente
                             y yo no la llamo esperanza.

De palabras siembras la distancia,
erial de silencios entusiastas,
de distintas miradas entregadas al amor,
y yo me pierdo ante el nuevo desorden.

Nuestros secretos surgieron de nuestra flaqueza,
                       de poner freno a la facilidad
con que nuestras puertas se abren.
Nos encontramos ante verdades que se niegan,
ante deseos, ahora, que avanzan divididos.

Es así:
            Nuestros ojos continúan entrelazados
y la realidad no sería nada sin nosotros.

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