juanitorisuelorente -

lunes, 18 de febrero de 2013

RUTINA

(Imagen de la red)
















Cada día cae a un mar de piedras
mi idea del mar.
Antes de que amanezca
ya está fría la voz que me despierta.
Mis manos se estiran y esperan otra voz
del pasado, hasta abrirse y cerrarse
como todas las noches.

Entonces siento
                 que mi presencia sale a la calle
                 y sigue su camino, se une a la lluvia
                de ruidos motrices y retoma el sentido
                de la utilidad, lo propio a sus años.

Luego vienen las manos cálidas
que aprietan mis manos.
El silencio que cae
evitando palabras repetidas.
Y pronto la luz que invade mis alas,
y a través de la ventana el cielo,
otra vez desolado.

2 comentarios:

  1. Es sensacional el comienzo de este poema, Juan. Enghorabuena. Abrazos.

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  2. Demasiado cercano el horizonte, demasiado a la mano, rozando la nariz...y por tanto nulo recorrido. Gracias Marcos

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