Hay olores que no matan,
tiempo dedicado al desaliento,
hay días que solo saben esperar,
también, sin embargo,
disfraces que no contienen
amargura.
Decir que detrás de la cortina
anida con sigilo el hada
que otorga los últimos deseos
es tarea de abnegado silencio,
tarea de depositada fe en la
dicha,
también, sin embargo,
besos de enajenada, asustada,
impotencia.
Hay malos días, malas noches,
que no dejan recuerdo,
hay árboles en los tejados, gatos
bajo la cama, hay luces
en los rincones, pero no es eso.
Eres necesario,
Aunque tu mitad sea tarea mía.
Créelo.
qué bonito final, Juan. Me ha gustado mucho el ritmo de todo este poema y en especial, la última estrofa. Abrazos fuertes.
ResponderEliminarA veces tan solo estar es ayudar, pero no todos entienden eso. Un abrazo Marcos
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