Vuelven
palabras de ratos enteros,
de
andar y andar los oídos en cueros.
Tantas
veces redichas a escondidas,
susurradas
sin respuesta, perdidas
entre
el albor de la carne, rendidas,
que
al fin las coronamos encendidas.
Palabras
rebosantes de rutinas,
del
amor fieles, del placer marinas.
Que
en calma dejan los impulsos fieros,
que
luego vuelven a mezclarse unidas
al
rol de la mayoría, tan finas.
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