juanitorisuelorente -

lunes, 22 de octubre de 2012

LA MADRE MUERTA










Arden ya los años próximos
en antiguas escenas de perpetuo
invierno. Subsisten de desechos,
de gloria que se devora a sí misma,
de felicidad nutrida de tristeza
incandescente, los ojos caídos
como piedras clavadas en el barro.
Son cuerpos que llora la madre muerta.
Manos incapaces que desploma
la certidumbre. Su voz
insostenible es apenas un halito
de esperanza.
Deja sin respuestas esta herencia
del destino. Hijos desvalidos
en una tierra abandonada a su nombre.
Hoy los crudos inviernos
que esperaban primaveras traerán
airados soles de fríos inviernos.
Y desorientada quietud.

                              Y altiva decadencia.


4 comentarios:

  1. Saludos Juan, espero estes bien ,un abrazo , tu amigo.J.R.

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  2. Tirando del carro, y cuesta arriba, amigo Jose, pero bien, gracias. No debería quejarme. Un abrazo

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  3. Excelente poema, amigo Juan. Se siente el frío en cada verso.

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  4. Pues sí, Marcos, en Bailén hay que abrigarse ya todo el año. Una pena.

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