Sobre la mesa otra
fracción de segundo,
apenas recubierta
de viejas pasiones,
de otros momentos
cuando se pierden.
Apenas un asunto
de ojos, breve......
infinito,
rindiendo cuentas a viejos asuntos
con las huellas
borradas, lenguaje
conocido de viejos
mañanas.
El seguir cerca ni
siquiera siente la ocasión
como suya, se
pierde la visión por los rincones,
su silencio
regresa al silencio de lo que fue:
todo nuestro tras
los ojos -Nuestro
fue lo que
miramos, nada
que hoy sepamos
ver-.
Hoy estamos aquí
solos de repente,
ante un azar
indolente,
y la plenitud ya
no es la fugacidad
-la casualidad
siempre codiciada-,
somos perdedores,
y nuestra única
relación es la melancolía.
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