Al correr de los
años la vida
se interfiere
resumida en cualquier
gesto que
intentemos sea inmaculado.
A lo vivido nada
le borra los rasgos,
su expresión va
cosida y expresa
sus limitaciones,
el recuerdo crece imprevisible
ante otro nuevo
latir del corazón.
A cierta edad la
plenitud
viene de lejos, y
aunque crezca infinita
siempre mirará al
pasado. Mirará
en los ojos la
extraña relación con uno mismo,
fruto de la
fractura con el yo vagabundo,
su irrealidad
silente.
Sin esfuerzo
despertamos a la suerte, la carne
grita viajera, se
pronuncia la incertidumbre,
como manantial la
convivencia, pero dejamos
al resto
abandonado, mano que no tardará
en apretar sobre
los hombros................
porque esa carga,
que ya de poco sirve, quiere
su sitio en torno
nuestro, porque somos
inseparables,
porque no se puede vivir huyendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario