juanitorisuelorente -

jueves, 4 de abril de 2013

DE PASO

(Imagen de la red)






















No amenaza tormenta la suerte
que quedó echada. Despejado el cielo
es un esfuerzo baldío correr a refugiarse
en lo que ya no tiene remedio. Clavará
su silencio de por vida, pero el presente
ha de darle sepultura.
                  Solo se crece olvidando.
Pisando la cumbre de nuestros propios restos.
Somos, antes que nada, luz a lo lejos,
siempre inalcanzable, siempre camino...
y sin darnos cuenta, linde,
                                     hito a solas.
A todo lo iniciado hoy la noche
le cierra los ojos. También a lo sólido.
Al fracaso que a todos atormente.
Nos enseñaron a correr en el tiempo parado.
Agobiados porque se acaba.
                         Pero él no se vuelve viejo.
De nada sirve devanarse los sesos.
Incluso lo peor de nosotros vive de paso.

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