Sus
ausencias te deshacen
en
un mar de sombras.
Líquida
está la lágrima
reciente,
húmedos los labios
que
ensayan destinos.
Su
recuerdo no respira
en
la noche que viene,
tiene
olvido cuando crece
el
nombre casi roto
en
el nuevo corazón.
Te
tuvo a su trasluz
con
hambre de esperar,
con
su secreto cosido a tu vida
por
los ojos.
En
el siempre de su recuerdo
está
tu nuca apoyada para mirar
los
nuncas perdidos en las noches de sed.
Cielo
de lo imposible
que
corrige su pérdida,
y
donde te asomas a la puerta
que
tantas veces cerraste.
Tan
solo falta, de nuevo,
su
deseo por venir.
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