juanitorisuelorente -

jueves, 15 de noviembre de 2012

NOSOTROS...Y ELLOS


Habitualmente la distancia es insalvable. Pero cuando ellos, como en este caso, nos necesitan, o nosotros creemos necesitarlos a ellos, ha de haber un pequeño avance y un gran retroceso.
O sea, ellos deben bajar bastantes escalones y nosotros subir unos cuantos para poder encontrarnos, nivelar posturas, y desde allí, desde la misma altura, entonar la misma proclama. Algo que solo es, o parece, bonito mientras dura, ya que pronto regresa cada uno a su estatus de lujo o de pobreza.

A nosotros nos va la vida en intentar que esto sirva para algo, y a ellos tan solo el intentar hacer creer que siguen estando para algo.
O sea, la lucha por nuestra supervivencia, o por la de su propia supervivencia, o sea, un ejercicio de absoluta desesperación, o un ardid para seguir con sus vidas golfas y ostentosas.
Ellos se acercan a nosotros, a los que decidimos arroparles, pero no son de los nuestros, gritan lo mismo que nosotros, a nuestro lado, pero no para pedir lo que nosotros ya que ellos lo que piden es solo para ellos.
Y los ensalzamos sometidos sin darnos cuenta , nos volvemos violentos contra otros de los nuestros, aquellos que no nos siguen porque no piensan como nosotros. Y destrozamos lo nuestro, nuestras cosas, una tienda, un contenedor, un cajero, que tal vez necesitemos usar mañana.
Luego todo acaba. Hay que volver a casa. Ellos a celebrarlo, en su sede con un buen jamón, o al final con una buena cena en un restaurante de lujo con entrante de buen marisco, y nosotros a lo nuestro, a la mesa de siempre, con la comida de siempre, porque no tenemos nada que celebrar.
Y para colmo nos sentimos satisfechos, nos han utilizado y nos sentimos libres y rebeldes, con la sensación del deber cumplido.
Detrás quedan los destrozos, los detenidos, los heridos, pero ellos ya han logrado lo que querían, aún a costa de nuestro propio enfrentamiento, de la ojeriza que criaremos hacia este o aquel que ya sabemos que piensan y actúan de distinto modo, aunque saben que lo hecho solo ha servido para sangrar un poco más a un país en quiebra, aunque sabían a ciencia exacta que a las leyes no van a cambiarles ni una sola coma, pues sí, y a pesar de ello celebraron esa misma noche su victoria -la de ellos- a lo grande.

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