Toda la vida me ha seguido tu seco abrazo,
recién nacidos siempre los besos y muertos prematuros,
toda la vida he tenido una venda en los ojos,
un fuego encendido sobre la fría hierba,
único resplandor en tus luces apagadas.
Hoy me adormece el vaivén de tu tren
bajando al cementerio de los trenes de vida
y aún así pretendes mostrarme altiva tu suerte.
Toda la vida es mucha vida,
y no hallo nombres para aceptar tu rostro,
nada que recuerde una puerta entornada, un latido,
toda la vida es tanta vida
que llega un punto donde no vierte ni una gota
de sangre en lo indecible, en lo que no deja más vida.
Llegado aquí brilla mi escudo como un arma vieja
y gastada. Amor es un idioma que no sé leer.
En mi mano cuelga una maleta, detrás ruge el viento
entre la maleza. Oigo algo que
golpea la pared
y no tiene ya palabras.
Antes de irme vacío del vaso todas las lágrimas.
Qué bonito el verso de "cementerio de trenes de vida" Me ha gustado mucho. Todo el poema. Un abrazo.
ResponderEliminarEse cementerio de vida que tantos están/mos visitando últimamente, pero que con humildad afecta menos. Gracias Marcos, un abrazo
EliminarHablando de vendas en los ojos...creo que es lo mejor que puede existir en el mundo...No se como se puede estar cegata tanto tiempo y luego en un tris...todo cambia...pero para bien, siempre esos cambios aunque duelan un poco son para bien....besosss me han gustado muchos tus versos
ResponderEliminarTodos los cambios, para bien o para mal, nos enseñan a valorar lo que se ha hecho bien o lo que no se debe volver a hacer. Un abrazo Mirella
Eliminar