Nadie vive en mi calle.
Todos los que son están dentro,
o como muy lejos en mis pasillos,
en mis esquinas. Alguno se apoya
en mi puerta, pero no sale
en mi puerta, pero no sale
porque si sale no entra.
Así es mi casa,
y por lo que me sostiene
es lo que dice.
un poema que merece varias lecturas. Y un broche final estupendo, Juan.
ResponderEliminarEs que ante ciertas confianzas a veces hay que pedir el santo y seña, gracias Marcos
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