Es pasado el
jardín que cambiaste
por otros
jardines del mundo.
En sus raíces
contemplo la
alegría y la tristeza que provocan
tus lógicas
alas. Cada vida
ha de seguir el
olor húmedo de la tierra
tras el rastro
de la lluvia. Queda
el temblor de la
llama, el peso de cada instante
escrito, y tras
el cristal la juventud
que persigue lo
imprevisto. Existir acaricia
la fatiga que
descansa en la esperanza.
Ley de vida es
una frase que ya hubo.
Pero cuando
cierro los ojos a ti me llevan,
si aún no lo
pienso por costumbre.
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