Desconocidos,
y no, nos regalamos la llave
de
nuestras cosas. Y amasando horas
nace el
pan que alimenta confianzas.
Liberado
del peso se eleva cual rama,
la
verdad que necesita ser honesta. Las
puertas
se abren. El interior libera
su
hospitalidad, y a los silencios,
que ya
hablan por los ojos.
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