juanitorisuelorente -

jueves, 12 de julio de 2012

MÁSCARA


Estiro otra vez. Nada. Desisto. Y mira que lo he intentado. Me he pellizcado la piel buscando el abre fácil, la tengo enrojecida y no he logrado, no logro, quitarme la máscara.
Es mi cara la que sigue ahí, la que ha estado siempre, impertérrita, para lo bueno o lo malo.
Me da pie a pensar que se haya soldado, derretido de aburrimiento, por no haber servido para nada.
No es habitual, todo el  mundo esconde algo, debo ser gilipollas.

¡Ay, Juanito, pero si hay máscaras hasta de cartón con una gomita por cuatro céntimos!

Una máscara es lo que se estila, parecer una cosa pero ser como a uno le salga de los cojones. Pues no. Aquí tienen a un servidor a cara descubierta y recibiendo en ella más golpes que una estera. Bien es verdad que también repitiendo: miren, este soy yo por suerte o por desgracia.
Soy de ideas fijas, por pensadas. Hace poco se quitó uno la máscara y no me gustó lo que vi. No, no, no, prefiero la evidencia que ser una víbora con cara de pato, por decir.

¿Por qué no ir desnudos de hombros para arriba?, ¿para qué la hipocresía?
El sentimiento construye pero si no sale del corazón es tente mientras cobro. Esos sentimientos que, incluso muy arraigados, caen como un castillo de naipes cuando muestran su no ser, su verdadera cara, su verdadera ruindad.

Con lo fácil que es ser para ser, ya digo.

2 comentarios:

  1. No necesitas ninguna máscara, Juanito.

    Con el semblante de tu alma al descubierto, es más que suficiente. Solo así, siempre serás tú mismo.

    Abrazos alados!!!

    ResponderEliminar
  2. No, pero si tenerla la tengo, Diana, lo que pasa es que no sé quitármela jeje. Gracias. Un abrazo

    ResponderEliminar