juanitorisuelorente -

miércoles, 5 de octubre de 2016

VOZ

(Imagen de la red)
















Camino con mi alma de la mano y, corriendo como con prisa por llegar a alguien, me adelantan algunos dejándola muy atrás.
Ser tiene su veta de subsuelo, y su espejo enriquece nuestro abismo; no se es sol sin la sudor a cuestas.
Yo avivo la fealdad huidiza, con silencio natural, y hay quienes apagan su belleza cuando se quitan la máscara.
La vida tiene su tiempo en blanco, y un pasado infinito que vela lo escrito.
Hacer correr solo al cuerpo ataja ríos que no van al mar, si el alma progresa y solo donde espera su regreso.
Yo le brindo mi cobijo y mínimos horizontes, la escalera donde tumbarme a mi altura sin su rechazo, así no me apresuro ni ella se inquieta, así el hambre viene a ser como un abrazo a lo que quiero y puedo, a lo que abarca toda vida de mi tamaño y fantasía.


Pero no, otros no, sin voz siquiera. 

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