juanitorisuelorente -

martes, 4 de octubre de 2016

SOLITARIO ALIENTO

(Imagen de la red)
























Se derrama, así en la rosa
tras sus pasos lo desierto,
cae el mundo en la mirada,
teje invidente silencio.
Eternamente vacío
queda el rastro de un te quiero,
la desgarradora lágrima
esboza un dibujo obsceno:
el derrumbe inevitable
que hace temblar los cimientos,
y con las primeras grietas,
con los prematuros miedos.
Infeliz, la voz hostil,
retorcido el pulso inquieto,
en los ojos del milagro
el más íntimo veneno.
Vuelve a inundar de improviso
las entrañas del recuerdo
lo que esconde la amargura
con la esperanza de hierro,
alfombras hacia el mañana
con todos los ríos negros.
Tan mendigo el horizonte
con la luz en el subsuelo
como la vida inflexible,
empeñada en no ser, siendo.



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