juanitorisuelorente -

viernes, 7 de febrero de 2014

CINCUENTA Y SEIS EN VERSO (capítulos V, y VI)

(Imagen de la red)





















V
Aspiraba a ser, y al preludio
mostré mi juventud ausente.
No había debilidad si tenía
significado. Tres meses en la Palma
del Condado fue un tinte gris a lo tierno.
Libertad, y decir lo he vivido. Más
singles de Elton, una chica del mercado
con gafas gemelas, descubrir a Dylan.
lo impropio de las botellas rizadas de vino
blanco peleón y sus altramuces, los viajes
cercanos, pescar gambas con bolsas de plástico
al bajar la marea, el tren expreso,
gastarme en lo que fuese hasta la última
peseta. Aspiraba a ser y pregunté
a mi hada. “Sal fuera de esta habitación
a oscuras”, me dijo. Y cambié de fuente,
y aprendí de la sed de los días que pasan.
Mi primera paleta, mi primer metro,
mis primeros remates invisibles. La
música era mi metáfora de huida,
el trabajo lo desvaído del pensamiento,
las chicas una cumbre que rozaba
con los dedos...Luisa, Isabel, Tere, Leo.....
Disparaba a sus desnudeces con pestañeo.
Es el tiempo del resurgir, resurgir,
tras la noche sin palabras.


VI

Proclives al resplandor y al descalabro
los dieciocho son el tiempo en las manos
y sus millares de matices. Los recuerdo
inyectados en vena, ningún precio
importaba pagarse, cualquier hora no trabajada
era del aire, la tormenta o el relámpago.
Y de fondo los ojos quietos, escaqueados
del gritar quién somos, del despertar
al sentido de las estaciones, a los compromisos,
sus sombras de paso. Pero
llegó mayo y su puño despejando
todas, todas las dudas. Clavar la mirada
sin capricho es un sí ceremonial.
No confunde su amanecer, la hipnótica
distancia en alfombra roja. Apenas dos
miradas quemándose de reojo en un espejo,
alejadas como nubes de los cuerpos,
ahondando por cielos que nadie escucha,
ni ve, y sobran todas las preguntas.
Fue una frase en el azul, un beso
desprendido del sueño, un ver la luna
cuajada entre las manos, lo verdadero
aporreando los cristales, el mostrar hojas
en blanco para instantes descalzos.
Era amor lo entregado a vivir,
lo flechado por el roce del destino.
Y paró el tiempo donde vio nacer

su paraíso.

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