De lo que poco quede que acaso
escriba tengo la llama viva. Transcurre
a medias, por querer y no poder, esta campaña
rey, al tiempo sometida. Verán
marzo los arregostados huesos cargados
de días de espera, mientras yo estaré
al fin con mi quehacer complacido.
Me sabe a unas gotas de amargura
lo que pase sin mostrarme que aún persiste,
pero más a ríos de repente esta porción
del reto de costumbre. Espero
respirar verde un par de amaneceres
antes de transitar piélagos
de todos los colores, espero recoger, aunar,
en mi silencio lo sentido, que me sacie
su cobijo antes de despertar en otra casa,
en otros brazos, que no se sume su rostro
al de amores ya apagados, quede en versos
que nada destruya todo, hasta que en mí termine,
quede hasta en las sombras de la luz
lo que es mi ser agradecido.
de “Las verdes ramas”
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