Yo
llevaba las manos llenas,
esa
intuición basada en lo evidente.
Correspondido,
aflora afuera lo profundo.
Inconsciente
o confiado custodiaba
solo
el cuerpo la certeza.
Dentro
el eco de una canción nueva.
Afuera
el
gozo de un dispendio todavía.
Alma,
la piel a tiras,
lo
inocente, me arrancaron.
Recuperé
el alma, mudé de piel,
la
inocencia quedó en sus manos
para
siempre.
No
la hecho en falta.
No es mío lo que no
quiero.
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