Todo lo que sé
del amor
es de corazones de
otro tiempo.
Todo el que paseó
por nuestra infancia,
nuestra
adolescencia, nuestra madurez,
ha llegado a
palabras nuevas que hielan
la sangre de mis
palabras viejas.
Yo no sé hacer
daño a tu oído.
Me da igual cerrar
la ventana y escucharte
entre cuatro
paredes, callando mi verdad de
las cosas.
las cosas.
Para ti la ceguera
y sus nombres.
Yo siempre te digo
confío hasta el fondo,
y eso me basta,
aunque tengas
campanas golpeando las decisiones
que vencen tus
deseos del no....aunque
hablen por ti los
que callan...
También me quedan
aquellos niños infelices
a los que solo les
separaba la noche.
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