Tengo nombres de raíces
que no logro ver.
Y aquí están, como algo
que no es. Pedacitos de veneno
que hacen amores tristes. Y
con qué poca sangre a la luz.
La víctima de lo que pasa
cree que le robaron y llora
peor no sabe de gestos de mar.
Al final creeré que existencia
palabras que no respiro,
que nunca termino de decir,
voces blancas sin hollar en la
evidencia,
reconociendo que escuchan
y que no pueden cerrar un error.
Tengo nombres del otro lado del hombre,
tú los nombras
y su luz me quema,
aparecen caras
que nunca me dije.
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